--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

J U L I O 2 0 1 0


--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hace muchos años que este viaje nos estaba esperando. La idea de viajar a la isla donde nació Rehana estuvo presente, rondando en nuestras cabezas, prácticamente desde que nos conocimos. Pero ya fuera por el recrudecimiento de la guerra, por el Tsunami del 2004, o por la pereza de vernos obligados a visitar a familia y demás, lo hemos ido posponiendo años tras año. Este verano finalmente vamos a cumplir con una gran ilusión y visitar Sri Lanka.


--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------



viernes, 30 de julio de 2010

Con la calma: shopping and beaching.

Día 25, Colombo (Mount Lavinia).
Como siempre nos hemos despertado cuando despunta el sol, cuando los motores de autobuses y tuk tuks se ponen en marcha y rugen sin compasión, y ahora además también cuando los niños y niñas de las 2 o 3 escuelas que tenemos alrededor empiezan a cantar el himno nacional y a realizar los rezos de rigor, ya sean budistas o musulmanes. Es el kikirikí srilankés. Menos mal que en esta zona no hay tantos cuervos, sino ya lo bordábamos.
Aquí los escolares van todos uniformados. De blanco impoluto que les dura, obviamente, bien poco. Con corbatas de diferentes colores, niños y niñas, según el colegio y según el nivel. Hay colegios mixtos, colegios femeninos y colegios masculinos. Además hay colegios budistas, colegios cristianos, hindús y musulmanes. Así en unas pocas manzanas se pueden concentrar 5 o 6 colegios más los institutos que toque. El jaleo de tráfico a la hora de entrada es impresionante. Las niñas llevan todas el pelo recogido en dos trenzas larguísimas que acaban en la tradicional cola de león o penacho. Las mujeres suelen llevar sólo 1 pero de la misma forma. La estética aquí es aún muy tradicional y un tranzazo de esos a lo Tau Pai Pai puede hacer daño.
Después de tastar a lo largo de todo el recorrido realizado la Sri Lanka más humilde, la Sri Lanka de la gente normal, trabajadora, de la calle, nos adentramos ahora en la Sri Lanka más pija y elitista. Parece mentira que pueda existir gente que viva tan ajena a lo que sucede a su alrededor hasta el punto de creer que no existe nada más que lo que ellos tienen. Para muestra un botón, la familia de Saroj, el novio-amigo de Rehaza que tanto nos está ayudando desde Londres con sus contactos en todo el país.
El padre de Saroj, un tío que es un coco, ingeniero aeronautico, pero que no se le entiende una mierda lo que habla en inglés, se ofreció a llevarnos al centro a eso de las 9, de camino a su trabajo. Tiene un cochazo que flipas, es una marca india desconocida en Europa, muy cómodo, espacioso e incluso con cámara en la parte trasera para poder ver cuando se está aparcando. Una pasada. Pasta. Está trabajando en la creación de una nueva compañía aérea srilankesa, con eso se dice todo.
La hermana de Saroj es una niña pija que no ha dado un palo al agua en su vida, que ha estudiado en Londres y que aquí trabaja ahora en un despacho de no sé qué. Está atrofiada de no mover el culo en todo el día y sólo piensa en irse a Suecia a estudiar otra vez, con el dinero de papi of course, y salir de este país. Hablar con ella sobre Sri Lanka es como hablar con el Maestro de los Sudokus de Calafell sobre ingenieria mecánica. Simplemente no tiene ni puta idea de dónde vive. No sabe nada de su país. No vive aquí, vive en su propio mundo, en su burbuja. No se entera de nada. Además de estar totalmente desconectada y ajena a lo que pasa en la esquina de su calle, no sabe dónde están las cosas. Es decir, se pierde en su propia ciudad. Aquí las niñas buenas o tontas al parecer no van solas por ahí. No cojen tuk tuks ni buses. Tienen chófers privados, no es broma, o un papi siempre dispuesto. Obviamente dicen llévame aquí y ahí van, tráeme allá y allá las llevan pero no saben cómo ir o llegar. Para muestra esta mañana, que nos ha acompañado a hacer unas compras y la muy puta nos ha llevado a sitios exclusives, no sé qué cojones vamos a comprar ahí. De un sitio a otro no sabía cómo ir, cuánto costaba un taxi o dónde más o menos quedaba el centro de Colombo. Increíble, he flipado con la niña. 25 tacos pero inútil total. Tras comer un un sitio bastante pijal y soso nos hemos vuelto para casa con su padre, no la iba a dejar volver sola, claro.
Hemos quedado para la tarde. La verdad es que el hombre es muy servicial y quiere hacernos de anfitrión en su ciudad. Para variar han llegado como 1 hora y pico tarde pero no nos ha sorprendido porque  ya sabemos que la hora srilankesa es así. Como compensación nos han traído unos aguacates de su propio jardín que parecen melones. Están buenísimos y con azúzar o unas gotas de lima saben espectacularmente. Nos hemos bajado a la playa a dar un paseo con ellos, nos la querían enseñar como si fuera una gran cosa y bueno, la decepción que viene siendo ya habitual por estos parajes costeros, ha sido lo que hemos encontrado. La arena estaba atiborrada de gente, unos sentados comiendo, otros paseando y otros vendiendo. El paraje bonito pero todo muy deesaliñado. Barracas de madera en los límites de la arena, perros sarnosos echados aquí y allá y basura, típica y tópica, esparcida por todos lados. Hemos dado una caminata con bastante asco aunque él no hacía más que soltar halagos hacia la playa de Mount Lavinia. Ha visto pocas eso está claro. Pero su intención era buena.
Oscurecía y no sabíamos cómo decirle al pobre hombre que queríamos largarnos antes de pisar una mierda o de recibir un bocado de alguno de esos chuchos. Finalmente tras alguna que otra indirecta y salir del bullicio y el bochorno del lugar nos hemos ido a buscar algo de papeo a un clásico de comida rápida del lugar. Se han venido a casa y hemos cenado el típico kotu roti con las Lion de siempre y unas Colas. Hemos echado unas charlas y cuando se han largado un rato de aburridísima tele y pal catre que cansa esto de no hacer nada. Mañana más de lo mismo, ciudad y tiendas. Aburre.

No hay comentarios: