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J U L I O 2 0 1 0


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Hace muchos años que este viaje nos estaba esperando. La idea de viajar a la isla donde nació Rehana estuvo presente, rondando en nuestras cabezas, prácticamente desde que nos conocimos. Pero ya fuera por el recrudecimiento de la guerra, por el Tsunami del 2004, o por la pereza de vernos obligados a visitar a familia y demás, lo hemos ido posponiendo años tras año. Este verano finalmente vamos a cumplir con una gran ilusión y visitar Sri Lanka.


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viernes, 9 de julio de 2010

Semis, Podemos!

Día 10. Trinco.
6 de la mañana y ya estoy en pie. He dormido bien, sin mosquitos y sin calor. Sorprendente pero cierto. Es increíble la diferencia climática que puede haber en la isla con sólo recorrer unos Kms. La luz del sol y sobre todo el cotorreo del millón de pájaros, pajaritos y pajarracos que abundan por aquí despiertan a cualquiera. Así que me he levantado y me he dado un paseito por la playa desierta mientras las barquitas de pescadores volvían de trabajar. Una estampa propia de postal.
Hoy ha sido un día tranquilo. Hemos desayunado algo en el hotel, el Golden Resort, unos bungalows descuidados pero pasables, y nos han traído nongu, un coco negro que no tiene ni agua ni carne, tiene como una especie de gelatina dulce que se extrae con un cuchillo. Una delicia. Una chuchería riquísima, y es que aquí las frutas son auténticas golosinas, de colores vivos y cargadas de azúcar, con mil formas distintas y al alcance de cualquiera, al alcance del mismo árbol.
Nos hemos dado un bañito en la playa, agua perfecta y verdor palpitante de las palmeras en la costa, increíble, y luego nos hemos ido a la city. Según la Lonely es una ciudad fantasma, casi desértica, con muestras muy visibles del conflicto pero la verdad es que lo que hemos visto dista mucho de lo que en el libro se dice. La ciudad hierve, está llena de gente y de ajetreo y sí que es cierto que aún algunos edificios están jodidos no se puede comparar, ni mucho menos, con lo que vimos en Jaffna.
Trinco es un peñón a lo Gibraltar en donde se crea, de manera natrural, un bonito puerto de muy tranquilas aguas que ha sido aprovechado desde siempre por los locales como lugar de trabajo. La marina también, en las últimas décadas, lo ha hecho suyo y de tanto en tanto se oyen los cañonazos de entrenamiento en la lejanía, más para acojonar psicológicamente a los posibles enemigos que por necesidad, pero bueno. A lo largo de la costa, a lado y lado del peñón, se extienden las playas de magnífica arenas blancas y azules aguas claras, donde las barcas y casitas de pescadores y algún que otro hotel se asientan.
Hemos llegado agobiadísimos por el calor, un calor que hunde a cualquiera, así que tras un rápido chapuzón en las aguas bien calientes que tenemos frente a la habitación, nos hemos echado una siestecita de 2 horas y media para descansar un poco y poder aguantar firmes el partido de la noche. Nos hemos levantado renovados. Nuevo bañito para variar, porqué no si lo tenemos a huevo? Y luego nos hemos tirado toda la tarde sentaditos en unas butaquitas, asquerosas de cojones aunque tras 1 hora allí no lo parecían tanto, al fresquito de la brisa marina, de charla y de risas, mientras anochecía y las estrellas lo cubrían todo. Teóricamente íbamos a hacer una barbacoa, ahí en la misma playa, pero no hemos podido hacerla finalmente. Los pescadores han venido sin mucho en la redes así que no hemos podido comprar suficiente pescado fresco como teníamos pensado. Ya la intentaremos hacer en las playas del sur. Así que después de cenar nuevamente un pitu este sí que tenía un pescado fresco magnífico recién sacado del mar, pero sólo una pieza, acompañado por supuesto de todos los típicos platillos de rigor, y sin tener tele en la habitación, nos hemos acercado al Chaya Blu, un Hotel Resort de lujo que tenemos al ladito (100 pavos la noche) en donde sí daban el partido. Con la Lion en la mano y mi polo de la selección española ha empezado el match.
A las 2 de la mañana, y con el subidón aún en el cuerpo de los últimos 15 minutos de sufrimiento del partido, me he metido en la cama. No todos los días España se clasifica para la final de un Mundial y yo era el único que lo celebraba a grito pelao. Vamos a por nuestro Mundial! Podemos!

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